sábado, 24 de diciembre de 2011

El nacimiento de Osiris (25 diciembre)



La historia de Isis y Osiris es la leyenda más importante de toda la mitología egipcia, por lo que ha estado abierta siempre a diferentes interpretaciones. No existe una reconstrucción exacta de toda la leyenda, salvo el "Tratado de Isis y Osiris" de Plutarco, relato helenizado de la tradición popular. Son textos sueltos e inscripciones los que permiten reconstruir la leyenda casi por completo. No obstante existen grandes diferencias entre la versión de los Textos de las Pirámides, que podríamos considerar como la más egipcia, y la obra de Plutarco, posiblemente debido a que Plutarco trató de dar una visión más helenizada del mito, y como el mismo dice "eliminando de él todo lo que pudiese haber de inútil y superfluo", por resultar absurdos o incomprensibles en el mundo griego.
Por lo anteriormente expuesto el relato que se ofrece a continuación se basa en la obra de Plutarco y los textos de Diodoro de Sicilia fundamentalmente. Los nombres entre paréntesis son los que aparecen en la obra de Plutarco, identificados con los dioses griegos.


El mito de Osiris
Cuando Ra todavía gobernaba el Mundo, fue advertido de que su hija Nut (Rea), diosa de los espacios celestes, tenía comercio secreto con Geb (Cronos), dios de la Tierra, y que si en algún momento diese a luz un niño, este gobernaría la humanidad, por lo que Ra maldijo a Nut de manera que nunca podría tener un hijo en ningún día y ninguna noche del año ("Asi nunca Nut pueda dar a luz niño alguno ni en el transcurso del mes ni en el transcurso del año").  Nut pidió consejo al gran Thot (Hermes), dios de la sabiduría, quien por cierto estaba enamorado de la diosa, de la que también había obtenido favores en su momento. Este, por medio de su sabiduría, encontró la forma de evitar la maldición. Thot acudió a Jonsu, dios lunar, cuyo brillo era entonces casi como el del Sol y lo desafió a un juego de mesa, en el que Jonsu apostaba su propia luz. Ambos jugaron y la suerte siempre estaba de parte de Thot, hasta que Jonsu fue derrotado. La apuesta consistía en 1/72 parte de la luminosidad diaria de la Luna, y desde entoces Jonsu no ha tenido suficiente fuerza para brillar a lo largo del mes, por eso mengua y se recupera. Con esta luz Thot creo 5 nuevos días, conocidos como epagómenos, en el calendario que hasta entoces constaba de 12 meses de 30 diás cada uno y los añadió justo al final del año, de manera que no pertenecían ni al año viejo ni al nuevo.  Así Nut pudo tener a sus cuatro hijos, y al mismo tiempo se cumplió la maldición de Ra. Primero nació Osiris, y su nacimiento fué anunciado como el de un dios bondadoso y benefactor del pueblo (" El gran señor de todas las cosas ha aparecido bañado por la luz"). El segundo fue reservado para el nacimiento de Horus (Apolo), hijo de Osiris e Isis, dado a luz por Isis según algunas versiones cuando aún estaba en el mismo vientre de Nut,  el tercero para Seth (Tifón), quien no nació ni en el tiempo que le correspondía ni por el camino adecuado, sino rasgando el costado de su madre Nut. El cuarto día nació Isis , entre las marismas, y el último Neftis (Afrodita, Teleuté y Victoria).
Osiris, el primogénito, era el heredero del reino y representaba el lado bueno, la regeneración y la fertilidad de la tierra, mientras que Seth representaba la aridez, el lado oscuro y las zonas desérticas. Con el tiempo Osiris se casó con su hermana Isis, a quien amaba desde el vientre de su madre. Seth se casó con Neftis, pues al ser un dios sólo una diosa podía ser su esposa. Isis obtuvo con destreza el nombre secreto de Ra, el nombre que le otorgaba poder y grandeza (Véase historia de Ra)  y con el tiempo Osiris se convirtió en el Rey de Egipto. En aquellos tiempos la humanidad vivía en estado salvaje,  practicando el canibalismo, y fue Osiris quien  enseñó a su pueblo a  cultivar los campos, aprovechando las inundaciones anuales del Nilo, y cómo segar  y recoger la cosecha para alimentarse. También les enseñó como sembrar vides y obtener vino (de ahí la asociación griega con Dionisio)  y la forma de fabricar cerveza a partir del cultivo de cebada. Pero no sólo enseñó al pueblo cómo alimentarse y cultivar sino que le dió leyes con las que regirse en paz, la música y la alegría y les instruyó en el respeto a los dioses. 
Cuando había acabado su función Osiris partió a proclamar sus enseñanzas en otra tierras, dejando a cargo de Egipto a Isis quien gobernó sabiamente en ausencia de su marido. Pero Seth odiaba a su hermano, su poder y su popularidad, por lo que mientras Osiris se encontraba en otras naciones confabuló  un plan junto con otros 72 conspiradores  y la reina de Kush (Etiopía), Aso. En secreto obtuvo las medidas exactas del cuepo de Osiris y fabricó un cofre de maderas nobles, ricamente adornado, como un Rey se merecía y en el que encajaba perfectamente el cuerpo de su hermano.  Tras el regreso de Osiris, Seth decidió dar un gran banquete en honor a su hermano, e Isis, enterada de la posible conspiración advirtió a Osiris, quien no vió nada malo en acudir al banquete. La fiesta, a la que habían asistido los 72 conspiradores,  fue grande; las mejores comidas y bebidas y los mejores bailes de todo el reino. La fiesta y los acontecimientos que se relatan a continuación se produjeron durante el día 17 del mes Athyr del año 28 del reinado de Osiris.
En un momento de la fiesta, cuando ya los corazones de los invitados estaban jubilosos, Seth enseñando el cofre dijo, con voz dulce: "Daré este cofre a aquel cuyo cuerpo encaje perfectamente en él". Los invitados fueron probando  uno a uno  si su cuerpo encajaba dentro del cofre, pero ninguno lo obtuvo porque para unos era largo o corto y para otros demasiado ancho o estrecho. Osiris, maravillado por la grandeza del oro y maderas y por las pinturas que lo adornaban, acercándose a él dijo: "Permitidme probar a mi". Osiris lo probó y viendo que encajaba afirmó: "Encajo y será mio para siempre", a lo que Seth respondió "Tuyo es, hermano y de hecho lo será para siempre" y cerró la tapa bruscamente, clavándolo luego con ayuda de los invitados y sellándolo con plomo fundido.  El cofre fue transportado hasta el Nilo donde lo arrojaron. Hapi, el dios del Nilo, lo arrastró hasta la costa fenicia, junto a la ciudad de Byblos, donde las olas lo lanzaron contra un arbusto de tamarisco, en el que quedó incrustado. El arbusto creció y se convirtió en un grandioso árbol con el cofre incrustado en su tronco. Pronto se corrió la voz de la grandeza del arbusto por las tierras del reino y el rey Malcandro, avisado de la extraordinaria apariencia del árbol, se acercó al lugar. ordenando fuese talado, para, con é,l construir un pilar que en adelante sujetara el techo de su palacio. 
Isis, enterada de la traición de Seth, se propuso encontrar el cadaver de su marido para darle la justa sepultura, digna de un dios, y partió en su busca junto a su hijo Horus, también llamado Horus el Niño o Harpócrates, encontrando refugio en la isla de Buto en la que vivía Uadyet, a quien los hombres llamaban también Buto o Latona, y le  confió a Horus, temiendo que el odio de Seth acabase con la vida de su hijo de la misma forma que había acabado con la de su marido.
Isis deambuló por toda la tierra en busca del cuerpo de Osiris, preguntando a todos los que veía, pero no había hombre ni mujer que conociese  el paradero del cofre, y la magia que Isis poseía no tenía efectos en tales circunstancias. Hasta que encontró a unos niños que jugaban en la ribera del río, quienes la informaron de la rama del Nilo por la que había llegado el cofre al mar. Además Isis descubrió meliloto en la corona que Osiris había  dejado cerca de Neftis, signo inequívoco del comercio que éste había mantenido con su hermana Neftis, a quien confundió con la misma Isis. De esta unión nació Anubis a quien Neftis había escondido al dar a luz por miedo a la posible venganza de Seth. Isis, guiada por perros, le encontró, le cuidó y alimentó y desde entonces Anubis se hizo su guardián y acompañante.
Después Isis, solicitando siempre la ayuda de los niños, averiguó que el cofre había llegado hasta la localidad de Byblos, noticia que le había sido transmitida por un viento divino. Llegó a esta ciudad y se sentó en la orilla del mar. Las doncellas de la reina Astarté, esposa de Malcandro, bajaban cada día al río a bañarse e Isis, a la salida del baño, les enseñó cómo peinarse, trenzando sus cabellos, y las perfumó con las fragancias que emanaban de su cuerpo. Cuando las doncellas regresaron a palacio su señora quedó maravillada por sus nuevos peinados, hasta entonces desconocidos, y por las fragancias con las que habían sido ungidas. Las doncellas le relataron su encuentro con una mujer que se encontraba en la orilla, una mujer solitaria y triste que las había peinado y perfumado con sus fragancias. La reina mandó a buscarla y le propuso a Isis que sirviese en palacio cuidando de su pequeño hijo, que se encontraba débil y enfermo, al borde de la muerte. Isis aceptó diciendo 'puedo hacer que este niño sea grande y poderoso, pero lo haré con medios propios y nadie debe interferir en mi obra'. Poco a poco el niño fue creciendo aunque Isis no hizo más que darle a chupar su dedo, en lugar del seno. Más tarde Isis, que sentía gran afecto por el niño, decidió hacerlo inmortal, quemando sus partes mortales. Por la noche ponía grandes troncos en el fuego y arrojaba al niño a las llamas; después se convertía en una golondrina y emitía grandes lamentos en torno al pilar en el que se encontraba Osiris. La reina preguntó a sus sirvientes si conocían qué hacía su amiga para que el niño se hubiese restablecido de esa forma, pero nadie conocía el secreto de la diosa, por eso una noche, ávida de curiosidad  acudió a espiar a Isis y cuando vio que su hijo era arrojado al fuego fue a rescatarlo, privándole de la inmortalidad. Isis entonces pronunció las siguientes palabras: '¡Oh madre imprudente! ¿Por qué has cogido al niño?, sólo unos días más y todas sus partes mortales habrían sido destruidas por el fuego y, como los dioses, habría sido inmortal y joven por siempre'. En ese instante Isis adoptó su verdadera forma y la reina advirtió que se  encontraba ante una diosa. Los reyes ofrecieron a Isis los mejores regalos que podía imaginar, pero ella sólo pidió una cosa: el gran pilar de tamarisco que sujetaba el palacio y todo lo que en él estuviese contenido. Cuando se lo ofrecieron Isis lo abrió, sin ningún esfuerzo, y tomó el cofre, devolviendo el pilar al Rey cubierto por una fina tela ungida en esencias y flores. Este trozo de madera se mantuvo en Byblos como el pilar que una vez albergó el cuerpo de un dios, y como tal, fue largamente venerado. Cuando Isis recogió el cofre que contenía el cuerpo difunto de su marido, se estremeció, dejándose caer sobre él y de ella emergió un lamento tan profundamente agudo que el  más pequeño de los hijos del rey quedó como muerto en ese mismo instante. Isis cargó el cofre en un barco ofrecido por el rey y partió hacia Egipto en compañía del mayor de los hijos del rey. En la travesía a lo largo del río Fedros (Ouadi-Fedar actualmente) soplaba un viento extremadamente fuerte y violento. Isis, en un momento de irritación, desecó el curso. Cuando Isis se creía segura y sola decidió abrir el cofre que contenía el cuerpo de su marido, a quien besó. Pero el principe se encontraba cerca observándola. Isis le descubrió y fue tal la mirada que surgió de sus ojos que el hijo del rey falleció en el momento. 
A su llegada a Egipto, Isis escondió el cofre en los pantanos del Delta y acudió a Buto en busca de Horus.  Seth, que se encontraba cazando jabalíes una noche, encontró,  por la luz de la Luna, el cofre y lo reconoció. Encolerizado por el hallazgo lo abrió, tomó el cuerpo de Osiris y lo despedazó en 14 trozos que esparció a lo largo del Nilo para que sirviese de alimento a los cocodrilos. "¿No es posible destruir el cuerpo de un dios?". "Yo lo he hecho - porque yo he destruido a Osiris"! dijo Seth riendo, y su risa se oyó en todos los rincones de la Tierra, y  todos aquellos quienes la percibieron temblaron, estremeciéndose de terror.
Isis debía empezar de nuevo su busqueda, pero esta vez no se encontraba sola, contaba con su hermana Neftis, esposa de Seth, con quien estaba enfrentada en su rivalidad con Osiris y con Anubis, hijo de Osiris y Neftis. En su búsqueda iba acompañada y protegida por 7 escorpiones, viajando por el Nilo en una barca de papiro, y los cocodrilos en reverencia a la diosa ni tocaron los trozos de Osiris ni a ella. Por eso en épocas posteriores cuando alguien navegaba por el Nilo en un barco de papiro se creía a salvo de los cocodrilos, pues se pensaba que estos todavía creían que era la diosa en busca de los trozos del cuerpo de su marido. Poco a poco Isis fue recuperando cada uno de los trozos del cuerpo, envolviéndolos en cera aromatizada, y en cada lugar donde apareció un trozo, Isis entregó a los sacerdotes la figura, obligándoles a jurar que le darían sepultura y venerarían, además de consagrarle el animal que ellos mismos decidiesen al que venerarían con los mismos honores en vida, cuando muriese y tras su muerte. Sólo un pedazo quedó por recuperar, el miembro viril, comido por el lepidoto, el pagro y el oxirrinco, especies que quedaron malditas a partir de ese momento,  y nunca más ningún egipcio tocaría o comería pez de esta clase (estas especies inspiraban terror a los egipcios). Isis reconstruyó el cuerpo y con su magia asemejó el miembro perdido, consagrando así el falo, cuya fiesta celebrarían mas tarde los egipcios.  Gracias a Anubis lo embalsamó, convirtiéndose en la primera momia de Egipto, y lo escondió en un lugar que sólo ella conocía y que permanece oculto y secreto hasta este día.
Francisco López




 

domingo, 18 de diciembre de 2011

Más remoto que el Ganges y el Poniente


Siempre me han fascinado los tigres, y como dice Victor Hugo "Dios hizo al gato para dar al hombre el placer de acariciar un tigre. Ambos son los animales más bellos de toda la fauna en mi opinión, y pronto (espero) tendré el inmeso placer de disfrutar de la indiferencia y el cariño (cuando ella quiera) de Rita, esa belleza gris que descansa junto a Nuty en mi silla de ruedas.

Mientras tanto, una amiga me ha hecho conocer esta selección de frases sobre gatos, alguna de ellas abolutamente deliciosa y todas muy acertadas.

 "Los perros nos miran como sus dioses, los caballos como sus iguales, pero los gatos nos miran como sus súbditos."- Winston Churchill
"El paraíso jamás será paraíso a no ser que mis gatos estén ahí esperándome." - Epitafio en un cementerio de animales.
"Es una labor muy difícil ganar el afecto de un gato; será tu amigo si siente que eres digno de su amistad, pero no tu esclavo." - Teófilo Gautier
"Dios hizo el gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre." - Víctor Hugo
"Tú nunca me dejarás, ni nada podrá separarnos. Tú eres mi gato y yo soy tu humano. Ahora y siempre, en la plenitud de la paz." - Hillaire Belloc.
"La elegancia quiso cuerpo y vida, por eso se transformó en gato." - Guillermo de Aquitania.
"Por supuesto que se puede querer más a un gato que a un hombre. De hecho, el hombre es el animal más horrible de la creación" Brigitte Bardot.
"Cuando los gatos sueñan, adoptan actitudes augustas de esfinges reclinadas contra la soledad, y parecen dormidos con un sueño sin fin; mágicas chispas brotan de sus ancas mullidas y partículas de oro como una fina arena vagamente constelan sus místicas pupilas." Baudelaire
"Un gato no es exigente, mientras usted recuerde que le gusta beber la leche en el plato rosa y comer el pescado en el plato azul, de donde lo sacará para saborearlo en el suelo." - Arthur Bridges.
"Un gatito transforma el regreso a una casa vacía en la vuelta al hogar." - Pam Brown.
"Para mantener una verdadera perspectiva de lo que valemos, todos deberíamos tener un perro que nos adore y un gato que nos ignore." Derek Bruce.
"La ciudad de los gatos y la ciudad de los hombres existen una dentro de otra, pero no son la misma ciudad." Italo Calvino.
"Hablo en español a Dios, en francés a los hombres, en italiano a las mujeres... y en latín a mi gato." Emperador Carlos.
"Es costumbre muy inoportuna de los gatitos (como observó una vez Alicia) que, sea lo que les digas, siempre ronronean." Lewis Carroll.
"Si yo prefiero los gatos a los perros es porque no hay gatos policías." Jean Cocteau.
"No hay gatos corrientes." Colette.
"El gato es un animal ligeríssimo y rapacíssimo, que en un momento pone en cobro lo que halla a mal recaudo; y con ser tan casero jamás se domestica, porque no se deja llevar de un lugar a otro si no es metiéndole por engaño en un costal, y aunque le lleven a otro lugar se vuelve, sin entender cómo pudo saber el camino. Él es de calidad y hechura de tigre." [Procedente del "Tesoro de la lengua castellana" y escrito en 1611] - Sebastián de Covarrubias.
"Del gato me gusta su temperamento independiente e ingrato, que le impide sentir apego por alguien; la indiferencia con que pasa del salón al tejado." François René de Chateaubriand.
"El gato vive solo. No necesita sociedad alguna. Sólo obedece cuando quiere, o simula dormir para observar mejor y araña todo cuanto puede arañar." François René de Chateaubriand.
"Los perros nos miran como sus dioses, los caballos como sus iguales, pero los gatos nos miran como sus súbditos." Winston Churchill.
"Los gatos saben por instinto la hora exacta a la que van a despertarse sus amos, y los despiertan diez minutos antes." Jim Davis.
"Tigres, leones, panteras, elefantes, osos, perros, focas, delfines, caballos, camellos, chimpancés, gorilas, conejos, pulgas... ¡Todos han pasado por ello! Los únicos que nunca hemos hecho el imbécil en el circo... ¡somos los gatos!." - Garfield.
"Se convierte en compañero de tus horas de soledad, melancolía y pesar. Permanece veladas enteras en tus rodillas, ronroneando satisfecho, feliz por hallarse contigo, y prescinde de la compañía de animales de su propia especie. Los gatos se complacen en el silencio, el orden y la quietud, y ningún lugar les conviene mejor que el escritorio de un hombre de letras. Es una labor muy difícil ganar el afecto de un gato; será tu amigo si siente que eres digno de su amistad, pero no tu esclavo." - Theóphile Gautier.
"Cualquier gato que no consigue atrapar a un ratón finge que iba tras una hoja seca." Charlotte Gray.
"Dos personas, al conocerse, se relajan totalmente cuando descubren que ambas tienen gatos. Y se zambullen en las anécdotas. Tras reñir a tu gato, lo miras a la cara y sientes la terrible sospecha de que ha entendido hasta la última de las palabras. Y de que las ha archivado como referencia para el futuro." Charlotte Gray.
"Los gatos son amos amables, mientras que recuerdes cuál es tu propio sitio." - Paul Gray.
"Con un gruñido, una gata advierte a sus gatitos de un peligro y los gatitos la entienden. Con un gruñido, una gata ahuyenta a otro gato o a un perro y los gatitos la entienden. Con un gruñido, una gata les prohíbe tocar su propia comida y los gatitos la entienden. Todos esos gruñidos significan lo mismo para los seres humanos, pero, evidentemente, no para los gatos. Todos los gatos gustan de ser el centro de la atención. Uno debe querer a un gato, ateniéndose a las condiciones que éste fije." Peter Gray.
"Los gatos tienen una absoluta honestidad emocional; los seres humanos, por una razón u otra, pueden ocultar sus sentimientos, pero el gato, no." Ernest Hemingway.
"Si quieres escribir sobre seres humanos, lo mejor que puedes tener en casa es un gato." Aldous Huxley.
"El Gato dijo: 'No soy un amigo, no soy un criado. Soy el Gato que camina libre y que desea ir a tu Cueva'." Rudyard Kipling.
"El único misterio sobre el gato es saber por qué ha decidido ser un animal doméstico." C. Mackenzie.
"El gato es el único animal que ha logrado domesticar al hombre." Marcel Mauss.
"A mí me gustan los gatos, pero nunca he tenido ninguno. Son demasiado exigentes, piden demasiado. Los perros no quieren más que amor, pero los gatos exigen adoración. Nunca han superado la costumbre de ser dioses en Bubastis." Lucy Maud Montgomery.
"Los gatos son incomprendidos porque no se dignan explicarse: son enigmáticos únicamente para quien ignora la potencia expresiva del mutismo."Paul Morand.
"Todo gato, no importa su ubicación original, estará presente en toda mesa donde se esté sirviendo comida." Oiens.
"Todo gato siempre buscará, y generalmente encontrará, el sitio más confortable dentro de una habitación seleccionada al azar." Ondinet.
"El nivel de interés de un gato en algo será inversamente proporcional al esfuerzo que su dueño esté haciendo para captar su interés sobre ese algo." Pattison.
"¿Qué importa si el gato es blanco o negro, con tal que cace ratones?." Den Xiao Pin.
 "El ideal de la calma es un gato sentado." Jean Renard.
"El gato no nos acaricia, se acaricia con nosotros." Antoine Rivarol.
"Se le reprocha al gato su gusto por estar a sus anchas, su predilección por los muebles más mullidos donde descansar o jugar: igual que los hombres. De acechar a los enemigos más débiles para comérselos: igual que los hombres... De ser reacio a todas las obligaciones: igual que los hombres una vez más." Jean Baptiste Say.
"El hombre tiene dos medios para refugiarse de las miserias de la vida: la música y los gatos." Albert Schweitzer.
"Los gatos son misteriosos; pasa más por su mente de lo que nunca podríamos imaginarnos." Walter Scott.
"El hombre es civilizado en la medida que comprende a un gato." - George Bernard Shaw.
"No puedes nunca ser dueño de un gato; en el mejor de los casos te permite ser su acompañante." Harry Swanson
"He estudiado muchos filósofos y muchos gatos. La sabiduría de los gatos es infinitamente superior." Hippolyte Taine.
"La gran diferencia entre un gato y un mentiroso es que el gato tiene apenas nueve vidas ." Mark Twain-
"Si fuera posible cruzar a un hombre con un gato, mejoraría el hombre, pero se deterioraría el gato." Mark Twain.
"Una casa sin un gato, un bien alimentado, bien cuidado, bien reverenciado gato, puede ser una casa perfecta, pero ¿cómo puede llegar a demostrarlo?." Mark Twain.
"Si se pudiera cruzar al hombre con el gato, resultaría una mejora para el hombre." Mark Twain.
"Mi gato nunca se ríe o se lamenta, siempre está razonando." Miguel de Unamuno.
"El más pequeño gato es una obra maestra." - Leonardo da Vinci.
"Todo gato dormirá con las personas siempre que sea posible, en una posición corporal tan incómoda para las personas como sea posible." Young

Mi humilde aportación a esta selección es este poema de Borges, del que he tomado un verso para el título de esta entrada. Miau ;-).

A UN GATO

No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el Poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.


martes, 13 de diciembre de 2011

Versos Soñadores 4. Ramón Menéndez Pidal

Otro de esos versos sueltos que suenan bien y evocan muchas cosas:


"Guardo con amor un libro viejo..."


viernes, 2 de diciembre de 2011

Mis escenas favoritas 9: "Angel-A" (Luc Besson, 2005)

De vez en cuando, uno se encuentra con perlas que le hacen asombrarse aún de la belleza y que su corazón lata con más fuerza. A pesar de los muchos sinsabores de la época que nos ha tocado vivir, de vez en cuando se viven momentos que pasan a nuestra historia personal por ser especialmente agradables o felices. Eso es la vida también, afortunadamente. Y a mí me ha pasado hoy al empezar el día. Mi querida Marisa me ha enseñado esta escena de "Angel-A", película que no he visto, y me ha calado tanto que ha pasado a ser de mis escenas favoritas aún sin conocer la obra completa a la que pertenece.
Quizás porque yo soy el de la película, y porque también necesito desesperadamente un bello ángel rubio (aunque soy de morenas ;-)) que me ayude a afrontar el doloroso reflejo en el espejo


http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=1xwN2v7RhVE

lunes, 17 de octubre de 2011

Versos soñadores 3: Neil Gaiman

Aunque Neil Gaiman no es un poeta, me ha encantado este pequeño poemilla, o haiku, o lo que sea....(Gracias a mi brother Carlos por enseñármelo ;-))

"Los días de la torre
están contados:
habita, en sus cimientos

una lombriz"


lunes, 3 de octubre de 2011

LOS OJOS DE TANYA



Cuento esta historia sin la esperanza de que alguien me oiga, simplemente para calmar mi desesperación ante mi cercana muerte. Me llamo Vladimir Mijailovich Komarov,  cosmonauta de la Madre Rusia en la Soyuz 1. El año 1967 salí de la base secreta de Novoorsk con destino a la Luna, en un proyecto de mi país para reclamar la soberanía del satélite a favor de las URSS, asestando un duro golpe a la basura capitalista americana. Es algo para lo que me preparé concienzudamente el año anterior, y estaba plenamente mentalizado para engrandecer la gloria de mi Patria.

El lanzamiento fue bien, y pronto pude ver la Tierra como pocos la habían visto antes. Nuestro mundo no es más que un punto azul en la inmensidad del Cosmos. La nave tenía el rumbo muy controlado, y el contacto por radio con la Tierra funcionaba correctamente. Pero a mitad de camino algo empezó a fallar. Una tormenta solar de inusual fuerza afectó a las comunicaciones y al sistema de orientación de la Soyuz. Así, quedé apartado del rumbo adecuado, casi aislado de la Tierra por radio, aunque aún con combustible suficiente. Traté de hallar por mi cuenta los vectores de rumbo para volver a la Tierra a la desesperada, pero el sistema de navegación ofrecía datos erróneos en las coordenadas. Así, estaba solo en la inmensidad del espacio, flotando hacía no se sabe dónde y con la cápsula en serias dificultades. El viento solar me impulsó más allá de la Tierra, e incluso de la Luna, y sólo podía accionar los alerones para mover la nave en pequeñas maniobras del todo inútiles.
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El pánico me invadió. Nada te prepara de manera adecuada para vivir una situación así. Intenté arreglar el sistema de navegación, pero los daños en los circuitos eran demasiado grandes para repararlos. Pensé incluso en suicidarme, pero el instinto de supervivencia o la cobardía me impidieron hacerlo. Hubo un lapso de tiempo, no sé cuánto porque en mi angustia perdí la noción temporal, en que me quedé absorto mirando por el cristal delantero de la nave, viendo a mí alrededor las estrellas lejanas, y la gran masa oscura del Firmamento. Pensé que  aquel no era un mal lugar para morir, y lloré recordando mi Sebastopol natal, que ya no vería más, a mi madre y mi esposa Tanya. Ella había sido mi compañera casi toda mi vida, una amiga de la infancia que con los años se convirtió en los ojos y la sonrisa que me hacían levantarme y vivir feliz cada día. Nunca los vería más, aunque creí ver el dorado de su pelo en la luz solar que brillaba en la popa de la Soyuz, y el verde oscuro de sus ojos en….

De pronto, vi un gran asteroide que estaba describiendo una trayectoria que hacía inevitable el choque con la cápsula. Era un gran pedazo de roca, de unos 500 Km. de extensión, con un brillo verde como los ojos de mi Tanya en su superficie. Nada podía ir peor: si no moría de inanición por la deriva de mi nave, iba a morir pulverizado por el choque del asteroide. Algunos cálculos me sirvieron para localizar el número del asteroide: asteroide 9942, de la clase Atón. Es un simple número, que para mí era el número de la muerte. De mi muerte.

Enloquecí. Se me pasaron las ideas más absurdas por la cabeza: lanzarme hacia el asteroide para acortar mi agonía, intentar arreglar de una y mil formas la nave, acabar con todo precipitándome al vacío del infinito. Una de las ideas que se me ocurrió fue aterrizar en el asteroide. Era posible. Aunque la gran masa del 9942 se acercaba veloz hacía mí, calculé las maniobras que tenía que hacer para posarme sobre él, y después…después…no, era inútil, no merecía la pena. No la merecía, pero me atrajo el brillo verde de la superficie rocosa de aquella masa, ese verde que me hacía evocar los ojos de mi amada. Así que decidí averiguar qué era lo que daba esa tonalidad a la roca, y así podía morir pensando en esa bella profesora de Historia de mi querida Crimea, en esos veranos en el Mar Negro, donde los ojos de Tanya brillaban más que nunca.


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Así, empecé la maniobra a ciegas, ya que el sistema de navegación seguía sin dar indicaciones útiles a pesar de mis esfuerzos. Aquello era como querer subirse en un MiG en marcha. Orbité como pude sobre esa superficie verdosa, buscando un lugar llano donde hacer el aterrizaje forzoso. El relieve del asteroide era esencialmente plano, con excepción de algún cráter ocasionado por choques de otros meteoritos sobre su superficie. Así, pude posar la nave usando la escasa energía que quedaba y los alerones para equilibrarla. Aún así, el golpe fue fuerte, y el casco de la nave quedó dañado. Esa sin duda iba a ser el escenario donde todo acabaría para mí. Cuando todo se calmó, estuve escuchando el silencio en la nave durante unos minutos, luego me cercioré de los daños, que realmente eran irreparables. Me puse el traje preparado para mi paseo lunar, ese paseo por la Luna que ya no haría nunca, y abrí la puerta para pisar el asteroide 99942.

Recorrí la yerma superficie con pasos lentos, como si andara en la oscuridad. Pero no estaba oscuro, la roca verde iluminaba el suelo con un brillo fosforescente, como un tono parecido al del cobre, pero más luminoso. Todo estaba desierto, y sólo en la lejanía se veían formas que sobresalían en la llanura. Volví a la nave, y en ese momento sentí un seísmo colosal, y las formas que sobresalían a lo lejos volaron por los aires, y se formó un hongo atómico a unos 50 kilómetros de donde yo me encontraba, encerrado en la nave sin saber qué hacer. Pasó casi una hora, y la onda expansiva llegó a la zona donde estaba el Soyuz como un temblor que hizo que todo se agitara con violencia. Duró sólo unos segundos, y los daños en la nave parecieron no aumentar. Estuve casi una hora revisando la nave, y todo parecía igual. Las reservas de oxígeno eran suficientes para una semana….pero qué importaba, iba a morir allí.


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Cuando estaba comprobando el estado de la nave, me di cuenta de que la  luz a mi alrededor había cambiado. Me asomé a la cabina, y me quedé helado con lo que vi. El color de la piedra, ese color de los ojos de mi Tanya, había sido reemplazado por un rojo anaranjado. Todo parecía arder a mí alrededor. Si no fuera aterrador, habría sido un espectáculo sublime. Nunca había visto una piedra que cambiara su color de esa manera repentina, y sin una causa definida. Me puse el traje especial, y salí al exterior. Llamas de piedra lo llenaban todo. Aparentemente, la piedra era la misma, pero el color había cambiado de una forma extraña. Pensé que la radiación de la explosión nuclear habría cambiado alguna propiedad del mineral, pero pronto me percaté de un detalle que me había pasado inadvertido: el sol, que hasta ese momento había quedado a popa de la nave, estaba ahora justo en el extremo opuesto. Llegué a la conclusión de que otro meteorito había causado la gran explosión, y había hecho que la gran masa de roca sobre la que me encontraba cambiara su posición. Comprobé que según los rayos de la luz incidieran en la piedra de uno u otro ángulo, la piedra cambiaba de color. Al cambiar la posición del meteorito, la luz hizo cambiar el color de la piedra.

Realmente, esto no hizo cambiar mi situación. Seguía perdido en un planetoide ignoto, con nulas posibilidades de contactar con la Tierra, y con sólo una semana de comida y oxígeno. Pero sin el valor de acabar con mi vida por mi propia mano. Algo de esperanza resurgió porque conseguí que la nave arrancara el motor, pero no lo suficiente como para volver a casa. Simplemente podría recorrer distancias cortas volando bajo dentro de mi nuevo y temporal hogar.


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Pasaron tres días en los que viajé poco a poco a la zona más montañosa que había visto desde el lugar del accidente, muy cerca de dónde se había registrado la gran explosión que había cambiado el color y la posición del 99942. Todo el planeta tenía la misma piedra ahora anaranjada, y la superficie era monótona y absolutamente árida. Pero cuando llegué a la zona que yo creía montañosa en la lejanía, el estupor se apoderó de mí. Ante mí se habría una inmensa ciudad fantasma, con edificios semiderruidos de una antigüedad monstruosa. Recorrí sus calles, comprobando su arquitectura vetusta y con unas formas nunca vistas por el hombre. Esas ruinas debían tener millones de años, y estaban realizadas con la misma piedra ahora anaranjada, barro y lo que parecía un metal negro desconocido. El metal era muy pulido, y sobre él no parecía haber pasado el tiempo. Me asomé a una ventana circular hecha con este metal negro, y ahí vi reflejada la Luna. ¿La Luna? Según mis cálculos, había pasado la Luna en mi vagar perdido del Universo, y este meteorito estaba a miles de kilómetros del satélite terráqueo. ¿Cómo es que ahora podía verlo ante mí? Incluso, más allá, vi un punto azul que hizo que mis ojos derramaran lágrimas. Ahí estaba, hermosa como ninguna, la Tierra. No creí que la volvería a ver antes de morir, pero ahí estaba. Di gracias a Dios por ese regalo, y me senté a contemplarla durante varias horas, no sé cuantas y me dormí sobre la dura piedra.

Me despertó un ruido que salía de mi nave. Me levanté y fui apresuradamente y angustiado para descubrir de dónde venía ese sonido. El ruido de la estática de la radio lo llenaba todo, aunque no podía oír ninguna voz inteligible. Pero sólo ese sonido me devolvió la vitalidad, porque ya no estaba tan solo. Reorienté las antenas para intentar  contactar con la Tierra y así poder despedirme, ya que no había tiempo de rescatarme. Mis reservas de oxígeno y comida no alcanzaban apenas para dos días más, en los que podía explorar la ciudad y terminar este relato de mis últimos días.
Al despertar el penúltimo día, comprobé que el curso del meteorito me acercaba más a la Tierra. Conseguí contacto con la Tierra cuando apenas me quedaban 12 horas de oxígeno, tras horas de intentos infructuosos. La señal era muy confusa, pero la radio transmitió las siguientes palabras, que no pude devolver por el terror que recorrió mi cuerpo y mi alma:

“Soyuz 1, llamando….asteroide 99942. Komarov….chocar con Tierra…fin Humanidad….Apofis”.

El asteroide en el que me encontraba iba a chocar con la Tierra en horas. Por fin iba a volver a mi amada Sebastopol. Iba a morir cerca de mi bella Tanya, con el resto de la Humanidad.


Según algunos ciéntificos, el asteroide 99942, llamado “Apofis” por un dios infernal egipcio, podría chocar con la Tierra el año 2036 a 13 Km/s, causando un cataclismo comparable a la explosión de 100.000 bombas atómicas como las de Hiroshima y Nagasaki.

lunes, 26 de septiembre de 2011

CORAZÓN SIN TREGUA







Un pequeño intento, sólo eso, de recuperar el estilo de antaño




OJALA NO LATIERA TAN FUERTE
CON EL DOLOR DE NO SABER QUIÉN SOY
CON EL REFLEJO DOLOROSO DEL ESPEJO
CON LA IMPRESIÓN DE QUE NO HAY NADA

OJALÁ LATIERA ASÍ DE FUERTE
PORQUE TE RÍES CON ALGO QUE DIGO
PORQUE VEO EL AMOR EN TUS OJOS
PORQUE ME CURA EL BRILLO DE TU ALMA

jueves, 15 de septiembre de 2011

Memorias de vida


Hace no mucho tiempo he tenido la oportunidad de devolver a la memoria un cuento que me marcó en mi niñez más temprana, un cuento que está guardado en lo más profundo de mi pasado, donde el cerebro y el corazón infantil se funden. Escribí ese cuento tal y como lo recordaba, con la visión deformada por los más de 30 años que han pasado desde que lo leí de niño. Pero a la vez intentando encontrar dentro de mí a ese niño rubio con rizos que sentía muy cerca ese cuento, no al calvo maduro que soy ahora. Esto no me resulta difícil, porque tengo a ese niño muy presente siempre (pido a los dioses que siga ahí mucho tiempo). Ahora dejo un enlace con el cuento para que lo leaís, porque es demasiado largo para ponerlo aquí.

              Yo no lo he vuelto a leer.Ni siquiera he leído la versión del recuerdo que he escrito recientemente, la tiene otra persona.  Prefiero mantener esa golondrina, esa estatua, esa lágrima y el dibujo del libro que puedo evocar como si lo tuviera delante hoy en el centro de mi alma.

lunes, 15 de agosto de 2011

El hombre del agujero


Elina Malamud, escritora argentina.

Es el último eslabón de no se sabe quiénes. No conocemos su identidad, ni su nombre, ni la nación a la que pertenezca, dicho así en un subjuntivo oblicuo de desconcierto, de desconocimiento y de despertenencia, porque ya no tiene un pueblo al que pertenecer. Él es su solo pueblo y solo es de la selva, el Hombre del Agujero. Con ese nombre se lo conoce y así es su historia para nosotros: un hueco vacío que quizá no tengamos tiempo de llenar.


La antropóloga Fiona Watson, Directora de Investigación de Survival, una organización internacional que apoya a los pueblos indígenas de todo el mundo, concedió, desde Londres, una entrevista a Hecho en Buenos Aires para dar fe de lo que vio y oyó respecto de este solitario habitante de la selva.
En principio, Fiona Watson había viajado a Rondonia- el estado de la Amazonia brasileña cuyo nombre hace honor al General Rondón, aquel militar que puso, entre los primeros, sus ojos y su interés en salvaguardar las vidas y los derechos de los indígenas amazónicos - para conocer a los Akuntsu.
Los Akuntsu le ganan al Hombre del Agujero por cinco, si vale la ironía negra en una historia tan trágica. Hoy son una etnia de cinco, un pueblo amazónico constituido, según se colige, por cinco sobrevivientes que fueron contactados no hace mucho tiempo. Un video de Tribal Channel hace posible verlos en la web, a los cinco sobrevivientes. Danzan con simpleza natural entre sonrisas ingenuas. Seguramente tienen dioses y creencias, hacen el amor de una manera y tendrían sus reglas para recibir a los recién nacidos y despedir a sus muertos.
Tienen una manera de adornarse y una lengua para comunicar sus pensamientos, pero, por el momento, la antropóloga Watson nada puede contarnos sobre su idioma y su cultura... porque solo ellos las comprenden. Para nuestro mundo de este lado del verde, de este lado de la nueva sabana en que se va convirtiendo la selva amazónica, son una incógnita urgente hasta que los investigadores brasileños que están haciendo el estudio de campo logren conocerlas y descifrarlas, ojalá antes de que el último de los cinco desapareza.
Con movimientos de sus manos, gestos y llantos, gritos y sonrisas de devaluada esperanza explicaron algo de unos hombres que llevaban chumbos - nos transmite Watson - tal como los mercenarios de la selva que, a lo largo de los años setenta, ochenta y noventa, han colaborado con los intereses públicos y privados que consideran imprescindible masacrar a los hombres, mujeres y niños de las tribus originarias, aniquilando sus culturas y destruyendo la biodiversidad para hacer de la selva amazónica un cementerio productivo.
Fue mientras estaba ocupada en ponerse al tanto de la realidad de los Akuntsu que le hablaron de la existencia de un indígena solitario que no aceptaba entrar en contacto. El Hombre del buraco, como lo conoce la gente de FUNAI - la Fundación Nacional del Indígena, organismo del gobierno de Brasil a cargo de las problemáticas de los pueblos originarios de ese país - había sido atacado por intrusos desconocidos... en el momento apropiado. Al igual que los Akuntsu, se supone que el Hombre del Agujero es un sobreviviente de aquellas mismas masacres perpetradas cuando las obras de infraestructura permitieron el acceso a la selva de Rondonia y comenzaron los desmontes - des selves sería más correcto decir - que transformarían el bosque lluvioso de la Amazonia en amplias praderas para la cría de ganado y el cultivo de la soja.
Los árboles cayeron, el sotobosque ardió, los sapos y las mariposas, las culebras, los pájaros y los tapires recularon hacia las sombras que todavía podían protegerlos y las almas humanas que intentaron o que ni siquiera tuvieron oportunidad de defender la selva que habían cuidado por siglos o milenios según su propia manera de vivir y las necesidades para su sustento, fueron barridas a chumbazos antes que reclamaran sus derechos. Hoy la FUNAI, se ocupa de la protección de las comunidades indígenas, de la conservación de sus tierras y del seguimiento de sus vidas, aún cuando no deseen contactarse con nosotros, los así llamados blancos, a fin de proveer a su sostenimiento.
El Hombre del Agujero - por fin llegamos al punto - vive en Tanarú, unos 40 kilómetros al noroeste de los Akuntsu, en una Zona de Restricción de Uso de unas 8000 hectáreas a las que no está permitido entrar sin autorización de la FUNAI. Cada dos o tres años esa Restricción de Uso debe ser renovada y así lo cumplió la FUNAI en la fecha correspondiente, 27 de octubre de 2009, muy a pesar de los cinco hacendados que rodean esa pequeña porción de selva y que quieren que nuestro hombre sea trasladado para echar su zarpa sobre lo que va quedando. A penas se firmó la renovación, el Hombre del Agujero fue atacado y su ranchito - llamémoslo así hasta que aprendamos algo más sobre las comunidades amazónicas - violentado, informa Fiona Watson.
Este hombre que vive solitario en la selva de Rondonia cava pozos de varios metros de profundidad que utiliza para esconderse cuando los intrusos hacen peligrar su vida o coloca en ellos palos puntiagudos para cazar animales. Se supone que vive solo - es difícil hacer afirmaciones absolutas, explica Watson - porque su casa es pequeña y porque es lo que ha visto la FUNAI. Cultiva mandioca en su huerta, frutos y vegetales y guarda en su casa madera, agua, cáscaras de frutos para hacer fuego y resinas de la corteza de los árboles.
Se levantará, seguramente, con el sol y carpirá su huerta, pelará sus mandiocas y las cocinará, pescará según su tradición artesanal, juntará agua en el río y recogerá ramas gruesas que encuentre en el camino. Por la tarde se sentará a la orilla del claro donde construyó su refugio para tallar pacientemente sus instrumentos de labranza, sus lanzas y sus flechas y tensará las ramas más flexibles y resistentes para fabricar el arco con el que, siempre alerta, acompañará su andar descalzo.
Al atardecer se asomará a las lindes de su querencia para espiar ese mundo prolijo de sojas y animales cuernados que lo acecha.
Nadie lo nombra y tal vez tampoco se nombre a sí mismo. Me pregunto qué habrá visto en el momento de su vida en que los suyos desaparecieron, con qué pavor se habrá escondido, entre qué espasmos y tembladeras habrá escapado de la masacre o qué agonías inevitables habrá acompañado, abrumado por la impotencia o, muy al contrario, por la conciencia sabia de lo inexorable.
Una única imagen existe del Hombre del Agujero. La tomó el cineasta Vincent Carelli mientras filmaba Corumbiara, un documental sobre las masacres perpetradas en la Amazonia. En un intento de contactarlo, se intuye entre el follaje la sombra de su rostro. La cámara se acerca velozmente para mostrar la cara morena que apenas se deja ver por un hueco entre las hojas, sin sobrepasar el límite del follaje. Tras su expresión tal vez de miedo o de ansiedad curiosa, empuja su lanza que va avanzando desde el hueco hacia nosotros, gira hacia izquierda y derecha con despaciosidad amenazante, retrocede a la oscuridad de la selva y desaparece. Está claro que no quiere lolas con este lado de la linde y la FUNAI ha de respetar su derecho al no contacto según la política iniciada por el sertanista Sydney Possuelo, que fue director del Departamento de Indígenas Aislados de la FUNAI hasta que la devoción por su labor chocó con decisiones gubernamentales que consideró iban en detrimento del futuro de las comunidades a su cargo.
Queda girando en el aire esa arma ingenua que amenaza, ultimátum de la gente de la selva que defiende su vida y su hábitat, pero queda frente a mí, como un puente, una cuarta, una mano expectante.

jueves, 28 de julio de 2011

Leyenda triste de una manzana






No soy una persona a la que los dioses le hayan dado especiales dotes para la ciencia aplicada. Toda la matemática, la física, la química y disciplinas similares siempre han sido un arcano para mi (el mayor, la teoría de las cuerdas, el Big Bang y esas cosas. Es como si me hablaran en klingon -tampoco soy un trekkie :-P). La mayoría de las veces me han aburrido bastante. De todos modos, estoy seguro de que ha sido culpa de malos profesores...


Una cosa que si me gusta son las historias, y en particular las que acaban mal. Los finales felices, por lo general, son aburridos y previsibles. Y esta historia acaba mal, con un epílogo sorprendente que en realidad es lo que ha inspirado esta entrada. Si, la introducción quizás ha quedado larga. Te aguantas ;-).


A Alan Turing se le considera uno de los padres de la informática. Su gran historia empieza el año 1938. Ese año se estrenó su película preferida: Blancanieves y los siete enanitos. Estaba fascinado con la película de Disney hasta el punto de ir a verla regularmente al cine. Además, ese mismo año fue reclutado para trabajar en Bletchley Park, un edificio señorial en Buckinghamshire, puesto al que se incorporaría en 1939. Turing vivía en una pensión cercana y todos los días acudía a su puesto de trabajo en su bicicleta estropeada. Su carácter era distante y odiaba que el resto de sus personas se acercase a sus cosas. Quizá por ello nunca dejó de usar su bicicleta estropeada, ya que era un vehículo que pocos más habrían podido manejar. Cuando la utilizaba, sus vecinos y compañeros observaban como a veces Turing se bajaba de ella y movía la cadena. Es muy probable que pocos de ellos conocieran el motivo. Se cuenta que la bicicleta tenía un eslabón de la cadena torcido y un radio de la rueda medio suelto. Por separado estos problemas no impedían que la bicicleta funcionase con normalidad pero cuando eslabón y radio coincidían en una determinada posición, la cadena se salía. Turing había calculado la frecuencia con que esto sucedía y contaba mentalmente las revoluciones mientras paseaba en su bicicleta, cuando se acercaba al número en que ambos fallos coincidían se bajaba y volvía a poner la cadena a ceroAlan Turing tenía la típica imagen de científico retraído pero genial que podemos imaginar. No hablaba con mujeres a no ser que fuera de fórmulas matemáticas, se centraba en su trabajo todo el día, siempre en su mundo de números y ecuaciones. En eso era el mejor.Turing construyó una máquina de cálculo para usarla en la ruptura de los códigos Enigma, la poderosa máquina de cifrar de los alemanes que trajo en jaque a los aliados. La lucha de los criptoanalistas de Bletchley Park contra la máquina Enigma alemana duró prácticamente toda la guerra.La labor de Turing durante los años de la guerra fue, sin duda, la que más contribuyó a supremacía aliada frente al eje en cuestiones de criptoanálisis. Si el Profe (como le llamaban en Bletchley Park) no fue decisivo para la victoria aliada, es seguro que sin él esta victoria habría tardado bastante más en llegar.

Tras la guerra, Turing se embarcó en el proyecto de construir el primer computador digital. Sin embargo, su poca labia y su apariencia desaliñada le sirvieron de poca ayuda a la hora de conseguir subvenciones siendo un proyecto de John Von Neumann el que finalmente se llevó a cabo. Hoy en día los ordenadores que usamos son evoluciones, todos ellos, de la máquina de Neumann, no de la de Turing. Sin embargo, aunque Neumann pudo diseñar y construir su máquina gracias a las ideas de Turing, las contribuciones de éste no fueron reconocidas hasta la década de los noventa.

A Turing pareció importarle poco que fuera el diseño de Newman y no el suyo el que fue llevado a la práctica finalmente. Dicen los expertos que siguió trabajando y publicando, y que puso las bases para lo que hoy conocemos como Inteligencia Artificial.

Pero lo que me ha hecho escribir esta historia es su final: en 1952 unos ladrones asaltaron la casa en la que Turing vivía en Manchester. Durante la investigación policial él colaboró amablemente con las autoridades señalando que él sospechaba de su pareja amorosa. Sin embargo, Turing ya no vivía en el ambiente abierto del King´s College ni disponía de los privilegios de Bletchley Park, y su sinceridad iba a costarle muy cara. Turing odiaba mentir si no le daban buenas razones para ello y desconocía el uso de eufemismos. Para él, confesar que mantenía relaciones con una pareja de su mismo sexo era lo más natural del mundo. No era un militante ni se preocupaba lo más mínimo por los movimientos sociales, para él su homosexualidad simplemente era tan natural como su inteligencia. La policía de Manchester no era de la misma opinión. Al denunciar el robo de su casa y relatar los pormenores a la policía, Turing fue detenido por “indecencia grave y perversión sexual”. En el juicio posterior fue declarado culpable y se le dio a elegir entre la cárcel o ser tratado con inyecciones de estrógenos. Turing escogió el tratamiento hormonal.

Una de las mas brillantes mentes del siglo XX, un genio reconocido que además había salvado la vida a miles de personas ayudando a romper los códigos alemanes, uno de los padres de la informática, veía como caía sobre el una horrible condena, que estaba deformando su cuerpo, simplemente por acostarse con quien no debía según las leyes de su pais. Sus compatriotas, aquellos a quienes había ayudado más que ningún solo hombre a ganar la gran guerra, se permitían el lujo de cuestionar su vida privada y condenarlo por ella.

Turing tenía claro que aquella no era la vida que él quería vivir. No consideraba lógico mentir sobre algo tan trivial como su sexualidad y no estaba dispuesto a vivir toda su vida con aquellas inyecciones de hormonas. Él eligió su propio camino. Un día de 1954, inspirándose en su película preferida, compró una manzana y se encerró en su casa. Subió a su estudio, roció la manzana con cianuro y le dio un bocado. El Profe murió como quiso.


Casualidades de la vida, una manzana (¿la manzana de Turing? Yo creo que si) está muy presente en nuestras vidas.


lunes, 11 de julio de 2011

Versos soñadores 2: "Poema XX", Pablo Neruda

Siempre me gustó

"Y el verso cae al alma como al pasto el rocío"

Claro que todo en el poema "Puedo escribir los versos más tristes..." de Neruda es sencillamente sublime.

miércoles, 22 de junio de 2011

La tortuga que sostenía el Mundo


De vez en cuando se encuentra uno en un libro un universo o lugar fascinante donde le gustaría vivir definitivamente. Me pasa con Rivendel, por ejemplo, la casa de Elrond de "El Señor de los Anillos", que tan magníficamente recreó Peter Jackson en las películas de la saga.

Pues últimamente he descubierto el universo de Mundodisco, de Therry Pratchett, y me ha fascinado la descripción de su mundo. Las aventuras no sé cómo serán, estoy en ello, pero la imagen que ilustra esta entrada y su descripción me hacen desear que la NASA descubra dentro de unos añitos algo parecido al lomo de unos elefantes sosteniendo nuestra querida Vía Láctea.

"En un lejano juego de dimensiones de segunda mano, en un plano astral ligeramente combado, las ondulantes nieblas estelares fluctúan y se separan.

Vamos...

La Gran Tortuga A'Tuin se acerca, nadando lentamente por el golfo interestelar, con los pesados miembros llenos de hidrógeno congelado, la enorme y viejísima concha llena de cráteres de meteoros. Con unos ojos del tamaño de mares, encostrados de lágrimas reumáticas y polvo de asteroides, Él contempla fijamente el Destino.En una mente más grande que una ciudad, con lentitud geológica, Él piensa sólo en el Peso.

Por supuesto, la mayor parte del peso se debe a Berilia, Tubul, Gran T'Phon y Jerakeen, los cuatro elefantes gigantes sobre cuyos lomos y amplios hombros bronceados por las estrellas descansa el disco del mundo, enguirnaldado por una enorme catarata a lo largo de toda su circunferencia, y cubierto por la bóveda azul pálido del cielo.

Hasta ahora, la astropsicología no ha sido capaz de averiguar en qué van pensando. La Gran Tortuga era una simple hipótesis, hasta que el pequeño y reservado reino de Krull, cuyas montañas se alzan junto a la mismísima Periferia, construyó una grúa con poleas junto al risco más escarpado Sus habitantes hicieron bajar un receptáculo de latón con ventanas de cristal de cuarzo, para que algunos observadores echaran un vistazo a través de la cortina de niebla. Cuando fueron izados de nuevo por grandes grupos de esclavos, los primeros astrozoólogos trajeron mucha información sobre la forma y naturaleza de A'Tuin y los elefantes, pero esto no resolvió las preguntas fundamentales sobre la naturaleza y propósito del Universo.

Por ejemplo, ¿cuál era en realidad el sexo de A'Tuin? Los astrozoólogos aseguraron, con apabullante autoridad, que no se obtendría respuesta para esta pregunta vital hasta que se construyera un sistema de grúas más potente para hacer bajar un receptáculo mayor al espacio profundo. Entretanto, sólo podían especular sobre el cosmos conocido.

Existía la teoría de que A'Tuin venía de la nada y seguiría arrastrándose a velocidad regular, con Paso Uniforme, hacia la nada, durante el resto de los tiempos. La mayoría de los intelectuales apoyaban esta teoría.

Una alternativa, sostenida sobre todo por los más religiosos, era que A'Tuin se arrastraba desde Lugar de Nacimiento hacia el Momento de la Cópula, al igual que todas las estrellas del cielo que, evidentemente, también viajaban a lomos de tortugas gigantes. Cuando llegaran, copularían breve y apasionadamente por primera y única vez, y de tan ardiente unión nacerían nuevas tortugas que transportarían nuevos mundos. Se conocía esta hipótesis como Teoría del Big Bang.

Así estaban las cosas en aquel memorable atardecer, cuando un joven cosmoqueloniólogo, de la facción del Paso Uniforme, probando un nuevo telescopio con el que esperaba medir con precisión el albedo del ojo derecho del Gran A'Tuin, fue el primer extranjero en ver el humo provocado por el incendio en la ciudad más antigua del mundo".

domingo, 12 de junio de 2011

Versos soñadores I: Jorge Luís Borges


Empiezo una serie curiosa, a ver adónde lleva. Versos que por sí solos, sin el resto del poema al que pertenecen, son lo suficientemente evocadores para transportarme (transportarte, espero) a otro lugar. El verso que ha inspirado este ciclo, quizás no el más hermoso pero si el primero, es este:


“Vi un poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa en Bengala” (Borges)

viernes, 10 de junio de 2011

Mis escenas favoritas 9: "X-Men 2" (Brian Singer, 2003).


Ya vuelvo, ya vuelvo...tenía todo el blog lleno de polvo después de un montón de tiempo sin poner nada, pero no tengo ni ganas ni inspiración de escribir. Total, por la cantidad de comentarios que tengo creo que nadie pasa por aquí (a excepción de un par de personas a las que tengo mucho aprecio). Pero bueno, como en el fondo tengo cariño al Telar este, pues voy a seguir la serie de mis escenas favoritas.
Soy un friki moderado, lo reconozco con orgullo. De moderado a alto, vamos. Digo moderado porque tengo amigos que lo son mucho más (ellos saben quienes son, of course) y que me inocularon el veneno de los cómics a una edad ya relativamente tardía, ya en la Universidad. Pero me encanta. Y entre todos los frikismos que me marcan, el de los superhéroes es mi favorito. Soy lo que en la jerga técnica se conoce como un "friki pijamero" (aunque no me gusta mucho el término, no). Bendita Marvel, bendita DC.

Sobre las películas de superhéroes, las hay muy buenas (las últimas dos de Batman, principalmente), otras que se pueden ver (el penúltimo estreno marveliano, "Thor") y verdaderos truños infumables, como el primer Hulk de Ang Lee y "Elektra". Y otras que ni me molestado en ver, como el "Catwoman" de Hale Berry...por muy estupenda que esté (para mí Catwoman siempre será Michelle Pfeiffer).
He seleccionado el principio de "X-Men 2" como mi escena favorita de cine de superhéroes. El Rondador Nocturno (Pincha en el enlace para verlo) se cuela en la Casa Blanca para matar al Presidente y que no firme un acta contra los mutantes. Teletransportación, agilidad sobrehumana, y el "Dies Irae" del Réquiem de Mozart en un escenón.

jueves, 28 de abril de 2011

El largo adiós de las rubias


La novela negra nunca ha sido uno de los géneros que más he leído, y ahora me pregunto porqué. Claro está, he disfrutado en mis años más jóvenes con los precedentes de lo que se conoce como Novela Negra, pero que aún no pueden considerarse como tal parte del género, creo. Sherlock Holmes y Hercules Poirot acompañaron mis lecturas entre los 17 y los 20, más o menos. Luego me dediqué más a otros derroteros: descubrí a Homero, J.R.R. Tolkien, Paul Auster, H.P. Lovecraft, pero de Novela Negra nada. Y me he propuesto llenar esa laguna ultimamente con "El largo adiós", de Raymond Chandler. Ya digo que no había leído nada de él, pero sabía de la existencia de su protagonista, el investigador privado Phillip Marlowe, al que es inevitable ponerle la cara de Humphrey Bogart, que le encarnó en "El halcón maltés".

Pues lo estoy disfrutando mucho, y podría poner varios fragmentos que me hacen querer profundizar en este género y en este autor. Pero quizás el que se lleva la palma es esta reflexión sobre las rubias (las mujeres, no las cervezas), y eso que a mi me gustan las morenas más (las mujeres... y las cervezas también, siempre que se disponga del tiempo que requieren para disfrutarlas. Las rubias -las cervezas, insisto- son más "fáciles", uno se las bebe más rápido). Lo leí anoche, y ha sido un gran momento que me gustaría compartir.

"“… El mozo pasó a mi lado y dirigió una mirada suave al débil whisky con agua de mi vaso. Sacudí la cabeza y el mozo siguió de largo. Fue entonces cuando entró en el bar un verdadero sueño en forma de mujer. Por un instante me pareció que todo sonido se había apagado en el bar, que los dos graciosos habían cesado de negociar y que el borracho sentado en el taburete había dejado de mascullar; fue como cuando el director de orquesta golpea con la batuta en el atril levanta los brazos y mantiene a todos en suspenso. Era delgada y bastante alta; llevaba un traje sastre de hilo blanco con un pañuelo de pintitas blancas y negras alrededor del cuello. El cabello era de color oro pálido como el de las princesas de los cuentos de hadas. El pequeño sombrero y el cabello dorado alrededor recordaban un pájaro en su nido. Los ojos eran de un color extraño, azul violáceo, y las pestañas largas y quizá demasiado claras. Se dirigió hacia la mesa de enfrente y empezó a sacarse los guantes blancos. El mozo se acercó en seguida y le apartó la mesa en tal forma y con tanta deferencia como ningún mozo del mundo me la hubiera apartado a mí de esa manera. La joven se sentó, aseguró los guantes con una cadenita de la cartera y agradeció al mozo con una sonrisa tan suave, tan exquisitamente pura, que el hombre casi quedó paralizado por la emoción. Ella le dijo algo en voz baja y el mozo, después de inclinarse hacia adelante, salió casi corriendo. He ahí un tipo que realmente tenía una misión en la vida.
Le clavé la vista y ella captó mi mirada. Levantó los ojos un centímetro y me pareció que había dejado de existir: casi perdí el aliento.
Hay rubias y rubias, y hoy es casi una palabra que se toma en broma. Todas las rubias tienen su no sé qué, excepto, tal vez, las metálicas, que son tan rubias como un zulú por debajo del color claro, y en cuanto al carácter. Tan suave y blanco como el empedrado de la acera. Existe la rubia pequeña y agradable, que gorjea como los pájaros, y la rubia alta y estatuaria, que lo envuelve a uno en una mirada azul de hielo. Existe la rubia que lo mira a uno de arriba abajo y tiene un perfume encantador y resplandece tenuemente y se cuelga del brazo y está siempre muy, muy cansada cuando usted la acompaña a su casa. Ella hace ese gesto de impotencia y tiene ese maldito dolor de cabeza y a usted le gustaría aporrearla, aunque esté contento de haber descubierto lo del dolor de cabeza antes de haber invertido en ella demasiado tiempo, dinero y esperanzas. Porque el dolor de cabeza siempre estará así, es un arma que nunca deja de usarse, y tan mortífera como la espada del asesino o el frasco de veneno de Lucrecia.
Existe la rubia dulce, dispuesta y aficionada a la bebida, y que no le importa lo que lleva puesto —siempre que sea visón —o adónde va— siempre que sea el “Starlight Roof” y haya mucho champaña seco—. Existe la rubia pequeña y altiva que es una verdadera compañera y quiere pagar ella su cuenta y está llena de luz de sol y de sentido común que sabe judo y puede lanzar al aire, por arriba del hombro, al conductor de un camión, sin perderse más de una frase del editorial del Saturday Review. Existe la rubia pálida, pálida, con anemia de tipo incurable, pero no fatal. Es muy lánguida y muy sombría y habla suavemente como salida de no sé dónde, y usted no le puede poner un dedo encima, en primer lugar porque no tiene ganas, y en segundo lugar porque ella está leyendo La tierra perdida o Dante en el original o Kafka o Kierkegaard, o porque estudia dialecto provenzal. Adora la música, y cuando la Filarmónica de Nueva York está tocando Hindemith, ella puede decirle a usted cuál de los seis contrabajos entró un cuarto de tiempo más tarde. He oído decir que Toscanini también es capaz de ello. Eso quiere decir que son dos.
Y, por último, existe la muñeca maravillosa y encantadora que sobrevive a tres reyes del hampa y después se casa con un par de millonarios a un millón por cabeza y termina con una villa de color de rosa pálido en Cap d'Antibes, un coche Alfa Romeo completo, con chófer y acompañante, y una caballeriza de aristócratas enmohecidos a los que tratará con la atención distraída y afectuosa conque un anciano duque dice buenas noches a su criado”."