miércoles, 22 de junio de 2011

La tortuga que sostenía el Mundo


De vez en cuando se encuentra uno en un libro un universo o lugar fascinante donde le gustaría vivir definitivamente. Me pasa con Rivendel, por ejemplo, la casa de Elrond de "El Señor de los Anillos", que tan magníficamente recreó Peter Jackson en las películas de la saga.

Pues últimamente he descubierto el universo de Mundodisco, de Therry Pratchett, y me ha fascinado la descripción de su mundo. Las aventuras no sé cómo serán, estoy en ello, pero la imagen que ilustra esta entrada y su descripción me hacen desear que la NASA descubra dentro de unos añitos algo parecido al lomo de unos elefantes sosteniendo nuestra querida Vía Láctea.

"En un lejano juego de dimensiones de segunda mano, en un plano astral ligeramente combado, las ondulantes nieblas estelares fluctúan y se separan.

Vamos...

La Gran Tortuga A'Tuin se acerca, nadando lentamente por el golfo interestelar, con los pesados miembros llenos de hidrógeno congelado, la enorme y viejísima concha llena de cráteres de meteoros. Con unos ojos del tamaño de mares, encostrados de lágrimas reumáticas y polvo de asteroides, Él contempla fijamente el Destino.En una mente más grande que una ciudad, con lentitud geológica, Él piensa sólo en el Peso.

Por supuesto, la mayor parte del peso se debe a Berilia, Tubul, Gran T'Phon y Jerakeen, los cuatro elefantes gigantes sobre cuyos lomos y amplios hombros bronceados por las estrellas descansa el disco del mundo, enguirnaldado por una enorme catarata a lo largo de toda su circunferencia, y cubierto por la bóveda azul pálido del cielo.

Hasta ahora, la astropsicología no ha sido capaz de averiguar en qué van pensando. La Gran Tortuga era una simple hipótesis, hasta que el pequeño y reservado reino de Krull, cuyas montañas se alzan junto a la mismísima Periferia, construyó una grúa con poleas junto al risco más escarpado Sus habitantes hicieron bajar un receptáculo de latón con ventanas de cristal de cuarzo, para que algunos observadores echaran un vistazo a través de la cortina de niebla. Cuando fueron izados de nuevo por grandes grupos de esclavos, los primeros astrozoólogos trajeron mucha información sobre la forma y naturaleza de A'Tuin y los elefantes, pero esto no resolvió las preguntas fundamentales sobre la naturaleza y propósito del Universo.

Por ejemplo, ¿cuál era en realidad el sexo de A'Tuin? Los astrozoólogos aseguraron, con apabullante autoridad, que no se obtendría respuesta para esta pregunta vital hasta que se construyera un sistema de grúas más potente para hacer bajar un receptáculo mayor al espacio profundo. Entretanto, sólo podían especular sobre el cosmos conocido.

Existía la teoría de que A'Tuin venía de la nada y seguiría arrastrándose a velocidad regular, con Paso Uniforme, hacia la nada, durante el resto de los tiempos. La mayoría de los intelectuales apoyaban esta teoría.

Una alternativa, sostenida sobre todo por los más religiosos, era que A'Tuin se arrastraba desde Lugar de Nacimiento hacia el Momento de la Cópula, al igual que todas las estrellas del cielo que, evidentemente, también viajaban a lomos de tortugas gigantes. Cuando llegaran, copularían breve y apasionadamente por primera y única vez, y de tan ardiente unión nacerían nuevas tortugas que transportarían nuevos mundos. Se conocía esta hipótesis como Teoría del Big Bang.

Así estaban las cosas en aquel memorable atardecer, cuando un joven cosmoqueloniólogo, de la facción del Paso Uniforme, probando un nuevo telescopio con el que esperaba medir con precisión el albedo del ojo derecho del Gran A'Tuin, fue el primer extranjero en ver el humo provocado por el incendio en la ciudad más antigua del mundo".

domingo, 12 de junio de 2011

Versos soñadores I: Jorge Luís Borges


Empiezo una serie curiosa, a ver adónde lleva. Versos que por sí solos, sin el resto del poema al que pertenecen, son lo suficientemente evocadores para transportarme (transportarte, espero) a otro lugar. El verso que ha inspirado este ciclo, quizás no el más hermoso pero si el primero, es este:


“Vi un poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa en Bengala” (Borges)

viernes, 10 de junio de 2011

Mis escenas favoritas 9: "X-Men 2" (Brian Singer, 2003).


Ya vuelvo, ya vuelvo...tenía todo el blog lleno de polvo después de un montón de tiempo sin poner nada, pero no tengo ni ganas ni inspiración de escribir. Total, por la cantidad de comentarios que tengo creo que nadie pasa por aquí (a excepción de un par de personas a las que tengo mucho aprecio). Pero bueno, como en el fondo tengo cariño al Telar este, pues voy a seguir la serie de mis escenas favoritas.
Soy un friki moderado, lo reconozco con orgullo. De moderado a alto, vamos. Digo moderado porque tengo amigos que lo son mucho más (ellos saben quienes son, of course) y que me inocularon el veneno de los cómics a una edad ya relativamente tardía, ya en la Universidad. Pero me encanta. Y entre todos los frikismos que me marcan, el de los superhéroes es mi favorito. Soy lo que en la jerga técnica se conoce como un "friki pijamero" (aunque no me gusta mucho el término, no). Bendita Marvel, bendita DC.

Sobre las películas de superhéroes, las hay muy buenas (las últimas dos de Batman, principalmente), otras que se pueden ver (el penúltimo estreno marveliano, "Thor") y verdaderos truños infumables, como el primer Hulk de Ang Lee y "Elektra". Y otras que ni me molestado en ver, como el "Catwoman" de Hale Berry...por muy estupenda que esté (para mí Catwoman siempre será Michelle Pfeiffer).
He seleccionado el principio de "X-Men 2" como mi escena favorita de cine de superhéroes. El Rondador Nocturno (Pincha en el enlace para verlo) se cuela en la Casa Blanca para matar al Presidente y que no firme un acta contra los mutantes. Teletransportación, agilidad sobrehumana, y el "Dies Irae" del Réquiem de Mozart en un escenón.