Siempre he sido de la opinión que los libros y poemas le encuentran a uno y no al revés. Un ejemplo de esto es lo que me pasó el otro día: buscando una antología poética de Julio Cortázar llegó a mis manos una de José Hierro (Madrid, 1922-2002) que ojeé sin intención de comprarla por ahora. Y así fue como descubrí este verso que traigo al Telar. No encontré lo que quería, pero me llevé un regalo insospechado con mucha esperanza:
"OLÍMPICOS SOLES BRILLAN
TRAS DE NUESTRAS NUBES GRISES...."