jueves, 15 de septiembre de 2011

Memorias de vida


Hace no mucho tiempo he tenido la oportunidad de devolver a la memoria un cuento que me marcó en mi niñez más temprana, un cuento que está guardado en lo más profundo de mi pasado, donde el cerebro y el corazón infantil se funden. Escribí ese cuento tal y como lo recordaba, con la visión deformada por los más de 30 años que han pasado desde que lo leí de niño. Pero a la vez intentando encontrar dentro de mí a ese niño rubio con rizos que sentía muy cerca ese cuento, no al calvo maduro que soy ahora. Esto no me resulta difícil, porque tengo a ese niño muy presente siempre (pido a los dioses que siga ahí mucho tiempo). Ahora dejo un enlace con el cuento para que lo leaís, porque es demasiado largo para ponerlo aquí.

              Yo no lo he vuelto a leer.Ni siquiera he leído la versión del recuerdo que he escrito recientemente, la tiene otra persona.  Prefiero mantener esa golondrina, esa estatua, esa lágrima y el dibujo del libro que puedo evocar como si lo tuviera delante hoy en el centro de mi alma.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un saludo muy cordial, yo ya leí La Biblioteca de Alejandría
Fátima Hdez Martín

Anónimo dijo...

Hola guapísimo, este cuento me encanta. Por cierto, conoces la versión que salía en Sinchán? Te partes XD