martes, 5 de agosto de 2008

Los papiros de Hekanakhte


Los papiros de Heqanakhte, son un conjunto de ocho documentos (cinco Cartas y tres Hojas o informes de cuentas), además de unos cuantos fragmentos que probablemente también formaran parte de hojas de cuentas. En ellos se recogen las instrucciones de un terrateniente de la XI dinastía egipcia a sus agentes sobre la administración de su hacienda. Es una fuente directa donde se puede reconstruir el funcionamiento de una explotación pequeña en el Bajo Egipto en esta época: la hacienda principal ocupa el centro del esquema, con sus tierras adjuntas trabajadas por el propietario ayudado por otros trabajadores a sus órdenes. Estos trabajadores pueden a su vez tener concedidas ciertas cantidades de tierra para su explotación particular, a cambio de una cuota de explotación que pagarían al dueño. Este trabajo debió de ser parte privado y en parte comunal, siendo muy asumible que la responsabilidad fuera delegada por el propietario en otras personas en caso de ausentarse. Una de las tareas comunales debió ser el cuidado del ganado. El señor de una hacienda podía establecer una red de prestamos de grano y arriendos de otras tierras en su mismo lugar de residencia o fuera de él. Una misma tierra podía cultivarse con diferentes clases de productos, siendo los más importantes el trigo y el lino.

Un capítulo interesante es el de las transacciones comerciales. El trueque era el mecanismo usado por los egipcios, estableciéndose equivalencias de los distintos productos para posibilitar el cambio de éstas. El pago en tierras por trabajos realizados también se daba, como en el caso del propio Hekanakhte, que recibe tierras por sus labores en el culto funerario del visir Ipi.

Una conclusión que puede sacarse a través de los papiros es que parece que no existía una intervención estatal que regulara el comercio, esto es, de establecer precios y normas en los intercambios comerciales, y que ésta parece limitarse únicamente a recaudación de impuestos. Las únicas menciones reales son usadas para fechar informes, uso meramente anecdótico. Puede inferirse por ello que la gente más común vivía muy alejada de sus gobernantes.

Los papiros de Heqanakhte fueron hallados en Deir-el Bahari por la expedición de Winlock en 1921 y las referencias geográficas recogidas en ellos no nos son muy clarificadoras. Hekanakhte tiene su casa y principales propiedades en la aldea de Nebeseyet, cerca de un centro regional llamado Peraa’a, muy nombrado en las cartas y donde el granjero tenía tierras arrendadas. Las cartas fueron halladas en la tumba de Mesej, un dependiente del visir Ipi en Deir el Bahari, cerca de Tebas. Tanto ese centro regional como la aldea de Peraa’a están aún por localizarse.

Los papiros son fechados por James en el año octavo del reinado del rey Nebhepetra Mentuhotep III. Esto es, aproximadamente el año 2002 a. C.

Hekanakhte se encargara de organizar el culto funerario de su visir Ipi, que dejo a su muerte una tumba que quedaría inacabada en Deir el Bahari y una superficie de al menos 60 aruras (3,120 Km2 aproximadamente) para el mantenimientos de su culto funerario.

La información sobre las personas que rodeaban al terrateniente es muy limitada, aunque en ella se aprecian las relaciones familiares del terrateniente. Por orden de edad aparecen en primer lugar Ipi, su madre, a la que este dedica siempre palabras de respeto y Hetepet, su tía. Luego aparecen sus cinco hijos Merisu, el mayor y el principal responsable de las propiedades durante la ausencia de su padre; Sihathor, que ocuparía el segundo lugar en edad y responsabilidad, se encarga del arado de la tierra y en ocasiones lleva cartas a otros lugares; Sinebnut, el tercero, es el encargado del ganado, y es enviado en un par de ocasiones fuera de su aldea para abastecer de grano a su padre y a adquirir o ejercer derechos en diversas propiedades fuera de Nebeseyet acompañado por un personaje llamado Nakhte hijo de Heti, que si bien no es uno de los hijos de Hekanakhte, actúa como agente o capataz de éste y tiene claramente más responsabilidad que Sinebnut; por último, los más pequeños, Anupu y Snofru, comparten algunas tareas del cultivo de la tierra. Hekanakhte se muestra especialmente tolerante con los dos pequeños, especialmente con Snefru, al que concede todo lo que pide.

Un personaje que tiene un papel peculiar es la concubina de Hekanakhte (o segunda esposa, según Allen) tras la muerte o separación de su primera mujer, Iutenheb, una mujer calificada como hbswt, a la que los miembros de la casa maltratan, loque suscita las quejas de Hekanakhte y el despido de una criada, Senen.

Entre los vecinos de Hekanakhte se encuentra Hau el Joven, que ayuda a Merisu a encontrar un terreno en la localidad de Perha’a, y el destinatario de la Carta III (que nunca llegó a mandarse) Hrunufe, que es tratado como un igual, o incluso un superior, por Hekanakhte

Carta I: está dirigida a Merisu, responsable principal de las propiedades de Hekankahte en el Norte. Las causas de su marcha de Nebeseyet no son del todo claras, pero lo cierto es que está en el nomo tinita, cerca de Abydos. En ella se queja de que su tierra está inundada prematuramente, arruinando una cosecha anterior a la principal de primavera, regañando por ello a Merisu (James mantiene que esta carta esta escritaa primeros de agosto, cuando la inundación aun no ha llegado a su punto álgido); se dan instrucciones a Nakht y Sinebniut para cultivar unos terrenos con lino y alquilar otros

El modo en que los miembros de la casa tratan a la concubina o segunda esposa de Hekanakhte ocupa un importante papel dentro de la carta I. Despedida la sirviente Senen, el terrateniente insta a su familia y sirvientes a tratar con consideración a la mujer, amenazándoles con retirarles sus raciones de alimentos.

Carta II: dirigida a toda su casa en general y a Merisu y, indirectamente, a Heti hijo de Nakht. Empieza saludando a su madre Ipi y Hetepet (en la que Allen ve a su tia) y a todos los miembros de su casa en general. Pregunta por la inundación, comenta los salarios, que detalla seguidamente nombre a nombre, justificando y explicando. Luego aborda quejas de sus hijos pequeños, en las que toma partido siempre por ellos, diciendo que en particular a Snefru se le debe permitir hacer lo que quiera hacer. Vuelve a intervenir en el maltrato de Iutenheb, dando un último aviso a su parentela.

Hay que señalar que esta carta describe un cuadro de prosperidad en la hacienda de Hekanakhte en medio de una situación de carestía general ((“¡Mira! La tierra entera está echada a perder mientras vosotros no pasáis hambre”). Incluso dice una frase que llama la atención: “Aquí están empezando a comerse a los hombres”, que recuerda a una afirmación similar en la tumba de Ankhtyfy.

Carta III: Esta Carta apareció plegada, atada con una pequeña cuerda y con un sello, señal de que nunca fue mandada a su destino. Está dirigida a Hrunufe, Supervisor de Delta a pesar de que parece que vivía en el Valle, probablemente en Perha’a. El tono utilizado es muy distinto, ya que se dirige a un igual o superior en status

Carta IV: esta carta está escrita por Sitnebsekhtu, una mujer que escribe a su madre, de igual nombre, Ni ella ni su madre aparecen en las otras cartas del archivo, y la única relación con Hekhankhte es que esta carta fue encontrada con las otras y que pare ce escrita por el mismo escriba que las Cartas I y II.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vuelve al porno o novela un poco el tostón porque hasta a mi me ha costado tragarme este post y eso que te aprecio XDDDD
En serio, un gran post para después de un gazpacho "sopeao" ("quicir" gazpacho con huevo duro, jamon de bellota, pepino, picos, "pan migao", cebollita, pimiento y un par de latas de atún con resultado de tres horas de siesta).
Un abrazo

Towar dijo...

Hombre, no es la Execración Negativa del Alma, pero nostamal...