viernes, 24 de septiembre de 2010

...se lo lleva la corriente





El río se enamoró de Diandra una templada mañana de Abril, cuando ella se inclinó sobre su superficie cristalina para mojarse la cara. El río sintió el reflejo y el tacto de su piel blanca, sus ojos color violeta, su largo pelo negro, y lo retuvo entre sus aguas para recordarla. Aquel fue su primer beso.


Luego, ella se despojó de su humilde vestido, y se metió desnuda en el agua. El río tocó todo su cuerpo, recorriendo con sus aguas los rincones más íntimos de sus curvas y despojándola de todo lo que la separaba de su auténtico olor, que él también atesoró en su corriente. Aquella fue la primera vez que la hizo el amor.



En los distintos tramos del río bailó con su reflejo y con su esencia, llevándolo en su superficie unas veces de modo tranquilo, otras más enérgico en los rápidos, donde nunca dejó que la espuma alterara el reflejo de la mujer que le enamoró.


Pero un día, la corriente que llevaba el reflejo y el perfume de Diandra llegó al mar, y el río no pudo retenerlos. Porque la naturaleza de las aguas de los ríos es morir en los mares, y la del Amor no es la eternidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El rio asesino me gusto mucho pero.... se lo lleva la corriente tambien es un buen titulo eres un genio pero solo aveces y las veces que lo eres escribes fabulosamente bien muakssss